miércoles, octubre 13, 2010

Comunicación Visual

Corría el año de agosto de 2006 y la iniciativa de Jorge, mi hermano, se hacía realidad. Se alquiló un espacio dentro de una librería en frente de UPN que ya no existe y se recurrió a las siguientes gráficas.

   





 Fasala

lunes, octubre 11, 2010

Buenos días Tristeza

A lo largo del tiempo el título de esta entrada, ha sido utilizada por varios autores y por varias personas, he leido artículos bajo esta premisa y existe un libro que me es esquivo cuando lo busco en las librerías.

El hecho es que la nostalgia como sentimiento, se apodera de tu pecho y te quita el sueño por las noches. Hoy más que nunca vuelvo por enésima vez a terminar una relación laboral conmigo. No es un sabotaje, es el entorno y la comprobación de que uno no es dueño de su destino, asi que no insistan creyendo que lo pueden controlar todo.

El viernes 15 de octubre de 2010 esta programada la eutanasia a Crítica, gracias a todos los que compartieron parte de su vida junto a este jóven negocio. Para todos los estudiantes y profesionales que pasaron por aquí, les doy mi más profundo agradecimiento.
Les dejo con 5 videos para que anclen sus recuerdos en algún punto en común.

Pronto nos volveremos a encontrar bajo otras circunstancias (espero).

Fasala









martes, octubre 05, 2010

Sound Beats in My Head


Recuerdo que solía pararme junto al estante de libros que mi papá tenía en su habitación y encender el mini componente negro Toshiba que estaba sobre el. Bad Medicine fue una canción clave para definir mi gusto por la música rock a la edad de 12 años. Pegando la oreja al parlante, le subía el volumen a esta canción imaginando ser un rebelde exitoso, encarnando por el tiempo de dure la canción a Bon Jovi. Ovación por doquier, ensimismado en el éxito ajeno.

En el colegio Cristo Rey de Cajamarca la mayoría de mis compañeros y amigos de años superiores ya  empezaban a fumar, a beber y a tener sus romances adolescentes.
Se inició asi la etapa de las fiestas en horario matiné, de 3 a 5 dentro de los estandares de tolerancia de los padres de ese entonces, las grandes juergas terminaban máximo 7.00 pm y corre a buscar un chiclets o un halls para maquillar el tufo con el riesgo de ser castigado ni bien colocaras un pie en la puerta de la casa.

ACDC, Iron Maiden, Guns 'n Roses, Poison y Jon Bon Jovi, fueron las bandas íconos de aquellos años. El Heavy Metal retumbaba las salas de las casas de los mas famosos estudiantes que podia albergar tan digno colegio a finales de los 80 e inicios de los 90. Lo recuerdo bien, porque en esos años llegaron, además, las primeras zapatillas importadas, como Converse, Reebok, Nike, Le coq sportif, todos los modelos para jugar basketball.

En Cristo Rey la gente fue rockera y las chicas del María de Nazaret al mejor estilo Cindy Lauper, se daban cita en los eventos sociales que, afortunadamente contaban con bebidas alcoholicas y cigarrillos, pero claro está, bocadillos para no salir tan afectados. Recuerdo las fiesta en los Baños del Inca, en casa de Ursula Solorzano, Favio, en los fundos de Maquena Zambrano, de Alexis Zevallos, de Fernado Valera, de Álvaro Flores o en casa de Jimena Chávez, Eduardo Rodrigo, Roberto Luna Victoria y demás gentita, como Alois Hilderandt, Nicolás Puga o Arno Ackermann.

Al heavy metal se le bajaba la intensidad con Cheap Trick, Milli Vanilli, Foreigner, Roxette, UB 40 y el primer quinteto base para los que en vida fueron Back Street Boys, THE NEW KIDS ON THE BLOCK. Gracias a ellos muchos tuvimos la oportunidad de saber lo que es tener entre brazos y manos, la cintura de una mujer y sentirle respirar o recostarse sobre nuestro hombro.
El que menos esperaba la serie de baladas para lanzarse sobre su presa. Los de mejor verso, conseguía una enamorada, el que no, una siguiente cita o la posibilidad de declararse, quien sabe ya no le acepten otro lento, eso, si los dueños de casa dejaban divertirnos a nuestras anchas.

Entre las bandas que acompañaron mi pubertad y de las cuales guardo buenos recuerdos sentado en un pub  llamado La Casita, fumando un cigarrillo y bebiendo coca cola, sin ser fanático figuran: The Pretenders, Eddie Brickell and The New Bohemians e INXS por mencionar algunas.

Hasta la próxima.
Fasala


 





martes, setiembre 07, 2010

¿Dónde estás?


Interpreto un hecho difícil y real
desde la perpectiva de la mujer que lo padece.

Hubo hace mucho tiempo.

Hoy recuerdo que...
Sólo queda un vacío. Su olor.
Yo esperé, pero nunca sucedió.
Fueron dos y hoy no están.

Muchas ofertas, ninguna convence.
Hoy recuerdo que, SONREÍA.
Sólo queda un vacío. Lo extraño.
Yo esperé, pero nunca sucedió.
Fueron dos, uno para siempre.

Me abrazo a MI, necesito.
Hoy recuerdo que, me hicieron FELIZ.
Sólo queda un vacío. ¿por cuánto tiempo?
Yo esperé, él se fue.
Fueron dos, amor para DOS.

Hoy recuerdo que los amé, los odié, necesité, rechacé, ignoré.
Me fallaron.

Fueron dos.
 
Fasala

viernes, agosto 06, 2010

Coincidencias


Esa es una bitch y él es un pendejo, el otro día lo vi agarrando con otra y la sana de su novia, en casa, lo tiene en un pedestal. Pero si son de inocentes.

Cómo es posible entablar relaciones basadas en el respeto y la confianza cuando es mejor tener confianza en que en cualquier momento te adornarán la cabeza y pasearás con un manto de murmullo a tus espaldas porqueeeeee... y lleelo bien mi querido lector "Tú eres el último en enterarte"

Sí, aunque te duela saberlo, tus mejores amigos y amigas ya lo sabían, sólo que no te querían causar más dolor. Sabían que te engañó y te engaña con tu mejor amiga - amigo; con el vecino, sí, ese de enfrente; con la que vive en el piso de abajo, sí, esa que tiene cara de mosca muerta, la que no te llega ni a los talones, pero que ahora te jodió la vida.

Seamos sinceros, para tooooooodos los que creen que se necesita hacer un viajecito de trabajo, viajes de estudio a cualquier lugar, las vacaciones al norte e incluso los viajes en familia, toooooodos aquellos que creen que la distancia es la causa de que tu pareja se haya revolcado con otro.
Les tengo una mala noticia, no es preciso hacer ningún viaje para que esto pase. Sucede que se han dado unas merecidas vacaciones de tu olor, de tu cuerpo, de tus comentarios aburridos, de tus manías odiosas de hacer las cosas y la forma estúpida en la que te ries, de tus celos enfermizos, de la forma en que te has descuidado, de lo conformista que te has vuelto, para luego disfrutar algo nuevo, una nueva caricia, una nueva forma de tratar, algo nuevo que comentar e incluso la torpeza más grande, pero que alfin y al cabo eso le hizo sentir, de lejos muy feliz y reconfortado(a) aunque sea por unas horas.

Así que mi querido celoso - celosa de turno, no te gastes pidiéndole que no viaje, que no te deje, que vuelva pronto, que te llame todos los días, porque, todo lo que leíste antes, te puede suceder en un día normal de tu vida y tú ni cuenta te das.

Y para las mujeres que dicen ser mucho mejor que los hombres cuando sacan los pies del plato, porque el fulano no se enterará jamás. Eso, es ahora un mito, los hombres han aprendido las artes de la discreción y otros están tomado cursos de capacitación y todo esto gracias a ustedes mis queridas mujeres, mujeres actuales, independientes, modernas que decidieron no soportar ser las lloronas de la historia, las que decidieron nunca más ser las que esperan en casa a que suene el celular puesto a un costado de su almohada, gracias a ustedes que decidieron sacarse la etiqueta de puta, impuesta por las mujeres y hombres machistas, para ahora competir de igual a igual en un terreno que, aunque puede ser un poco peligroso, con un poco de psicología, mañana y cintura pueden librarse de los peligros de la noche.

Esto es lo que llamo coincidencias, parto de la premisa que todos los seres humanos somos animales por sobre todas las cosas, que nuestros deseos primarios de discriminación, violencia, amor, odio, exitación, cortejo, apareamiento y cópula, las bloqueamos con la educación, formación de valores, ética y moralidad que, para una convivencia armónica entre seres humanos las ponemos en práctica; nos la inculcan nuestros padres, nos las imparten en el colegio, y nos la recuerda la sociedad en general.

Por lo tanto estas normas impuestas y aprendidas por convención, acuerdos entre la mayoría de seres humanos, están sujetas a excepciones y/o alternativas en las que podemos coincidir para realizar una serie de actividades que nos permitan experimentar fuera del circuito normal de nuestras vidas, tanto personal como profesional. Estas experiencias son de corta duración, llámense vacaciones, cursos de verano, carnaval en Cajamarca, campamento, despedida de soltero(a).

En todos estos casos hay un acuerdo, algunos planeados y otros espontáneos. Puedes planear tus vacaciones, como de manera espontánea ir de campamento; puedes planear ir al carnaval de Cajamarca, como espontáneamente decides bañarte con pintura; puedes planear tu despedida de soltera, como espontáneamente tirarte al stripper.

Aquí existen coincidencias que están sujetas a un interés inmediato; coincides con el que quiso ir de vacaciones, con el quiso ir de campamento, con el quiso pintarte el cuerpo y con el stripper que te tomo de las manos para que lo tocaras.

Del mismo modo coincides, con la persona que por alguna razón planeada o no, pero de manera espontánea y de mutuo acuerdo, ligas, agarras, tranzas, estés o no en pareja, tengas o no la costumbre de hacerlo.
El punto es que tener una historia con alguien, no está sujeta al amor que le tienes a tu pareja, a la educación de tus padres, la preparación académica o que si es una gringa o si es una regalada, a que si es un pendejo o un señor respetable. Todos absolutamente todos, coicidiremos con alguien en algún momento de nuestra vida. Y eso no nos califica ni a favor ni en contra.

Es recomendable y de mayor gozo "coincidir" si no tienes pareja, si no tienes pareja estable. De lo contrario te enfrentarás a los remordimientos de conciencia y al ¿cómo pudiste hacerme esto? para todos ellos ¡A llorar a otra parte!

Fasala

miércoles, agosto 04, 2010

Mi primera vez


Bajaba las escaleras del centro comercial, cuyo nombre no recuerdo pero que en su interior funcionaba Argenper, una courier peruana con oficinas en Buenos Aires. Sostenía en mi mano la primera carta que mi madre me escribía desde que partí de casa el 27 de Noviembre de 1997.

La sostenía y miraba con atención la letra de mi Ma', su inconfundible caligrafía escrita en el clásico sobre blanco con bordes blanquirojos, que me remontaba a las innumerables veces que vi sobres como ese con correspondencia de mis abuelos y la contestación que les hacía mi madre utilizando este sobre emblema del Perú.

Bajaba las escaleras y de pronto, dos sujetos con apariencia de ciudadano común me impiden el paso para solicitarme mis documentos. Recordando que es mejor solicitar identificación a un desconocido antes que yo muestre la mía, les dije: - su identificación - e inmediatamente me mostraron sus placas diciendo - Policía Federal - fue grande mi sorpresa y saque mi pasaporte, en el que figuraba hasta tres meses de estadía de manera legal y segura.

Confiado en que luego de revisar mi visado me podría retirar, sucedió todo lo contrario. Acompáñenos a la estación de policía - me dijeron - No me opuse pero les dije que no me parecía necesario ya que tenía mis papeles en orden y no hacía más de 15 días que había llegado a Argentina por primera vez. Es sólo para comprobar si los datos son reales, no tardará más de 15 minutos. Bueno - dije - y me llevaron a la entrada de la galería ubicada en la Av. Corrientes en el barrio de Once, un barrio de capital federal en pleno centro de Buenos Aires y en cuyas veredas están apostados cientos de comerciantes ambulantes que en su mayoría son inmigrantes peruanos.

Parado en la puerta veo estacionado en la calle un patrullero y un camión parecido a los que utilizan las agencias de Prosegur o Hermes (camiones de caudales) pero pintados de azul y celeste, y con las iniciales PFA y el escudo de la república de La Argentina a los costados.

Otros policías estaban parados a las afueras y a mi lado se empezó a formar una fila de compatriotas. Me subieron en el patrullero y sentado atrás empecé a observar todo lo que me rodea. Estaba separado por una malla metálica, los asientos eran negros, el auto era un sedan cuatro puertas, de capó blanco y el resto azul y celeste. Eran dos los policías sentados en la parte delantera y conversaban entre ellos.

Mientras avanzaba por las calles, caí en cuenta de que estaba en un lugar muy diferente y aunque veía una ciudad moderna todo se me hacía tan extraño, tan ajeno a todo lo que antes conocí. La angustia entro en mi pecho, traté de mantener la calma pese a que no sabía lo que podría ocurrir.

¿Curioso no? era la primera vez en esa ciudad, fuera de mi país, sin familia y menudo problema en el que me encontraba. Yo vivía en la provincia de El Tigre, que está ubicada a 2.30 horas de viaje en colectivo de Capital Federal. Buenos Aires es tan grande que a todas las provincias de Bs As se les conoce como El Gran Buenos Aires.

Al cabo de unas vueltas por aquí y por allá, llegamos a la comisaría, pedí hacer mi llamada telefónica, en las películas policiacas que vi junto a mi papá esta era una constante. Todo detenido exige su llamada telefónica. Y así lo hice. El problema es que no sabía a aquién llamar, de hecho, con 15 días en un lugar desconocido, fuera de tu país y sin familiares ¿a quién va a llamar?
El único teléfono que tenía a la mano era del lugar donde vivía y me comunique con la que en esos años era mi pareja. Le di la noticia y eso fue todo.

Parado ante el oficial que me tomaba los datos, pensaba en la hora de salir y volver a casa, me refiero a la casa en la que viví allá. Pero había algo más, no tenía ni la menor idea de cómo haría para volver en cuanto este afuera, no conocía las rutas, no sabía que un colectivo es el micro que todos aquí conocemos, desconocía mi ubicación geográfica y con mucho esfuerzo recordaba como llegue hasta la galería que me condujo a esta situación.

Luego de llenar unas fichas me pidieron que pase a otro ambiente donde tuve que entregar mis documentos, la billetera, una pulsera de cartier bañada en oro rojo de 14 quilates, no sin antes sacar los pasadores a mi calzado. El lugar lucía prolijo, ordenado y con mucha iluminación, efectivos de azul por todos lados y una que otra mujer oficial. Hasta ahí, todo bien, pero luego pasé a un tercer ambiente, la luz se fue quedando atrás y un pasadizo dio paso a unas rejas. Unos barrotes gruesos, sucios y que a simple vista se veían muy pesados se abrieron. Había mucho eco en el lugar y un olor a humedad me dio la bienvenida.

La carceleta era muy oscura, la única entrada de luz se encontraba en la parte superior de la pared, pegada al techo, era una franja de más o menos cuatro metros de largo por treinta centímetros de ancho. Del otro lado estaba un pequeño patio por donde los policías cada tanto llamaban por su nombre a los presos que estaban conmigo. El área no era mayor a los treinta metros cuadrados y calculo que éramos 25 detenidos.

Uno de los detenidos me habló - y vos de donde sos - peruano, le dije. Tenía una pinta de peruano barrunto, con el criollismo y achoramiento que solo se aprende en la calles de cualquier lugar pobre de cualquier país del mundo, pero ahora mi querido paisano ya estaba sazonado con la cultura bonaerence, con ese dejo que Magaly Medina critica a cualquier peruano que con unas horas en tierras extranjeras reproduce un dejo disforzado y bamba. Yo cada tanto caigo por aqui, pero después te acostumbrás, de aquí nos largan, aseguró. Es cosa de unas horas o días.

Y por qué te detuvieron ¿le afanaste a alguien, seguro? - me preguntó - afanar es robar. No - le respodí - se supone que revisarán que mis datos sean reales y me voy. Pero las horas pasaban y yo seguía ahí, esperando a que me llamen para salir. Las paredes estaban pintadas de gris oscuro, decoradas con pintas, escupitajos, mocos y el piso era de cemento con olor a orín. Pensaba todo el tiempo en permanecer callado y evitar mirar a los ojos a los otros presos para no llamar la atención. Los que ya tenían más tiempo encerrados se bromeaban entre ellos, o se burlaban de otros.

Argentinos, peruanos, paraguayos y un chileno que fue el último en llegar ese día caminábamos con impaciencia, uno que otro intentaba dormir sobre el muro de cemento  que servía de banca y cama a la vez, uno se asoma por la reja para llamar a gritos al policía, pero nadie se acerca, hacen bulla golpeando los barrotes, pero nadie responde. No queda más que seguir moviendo la pierna y distraerse para suponer que el tiempo pasa rápido. Los más suertudos salían a las pocas horas sonriendo y deseándonos suerte.

Me di cuenta que todos recibieron visita y que por lo menos les trajeron algo que comer; llevaba más de cinco horas y nadie vino por mí. Pensaba en mi familia y en el porqué me está pasando esto ahora, acabo de terminar la carrera de publicidad, he sido una persona común, con una vida tranquila, sin vicios ni problemas con la justicia. Yo he sido bien educado ¿qué hago aquí? ¿Qué dirán mis padres se llegan a enterar?

Poco a poco la celda iba quedando holgada y la luz cada vez se hacía tenue, alrededor de las cuatro de la tarde escuché, Héctor Lozano, me puse de pie en el acto y avancé presuroso a la rejas, entre los barrotes el oficial me entrega media docena de empanadas, y me dice: un tal Jorge Asi te las envía. No recuerdo que me enviara algo de beber. Con mi paquete en mano me ubiqué en un lugar lo más alejado del resto para comer las empanadas, al abrirlo sólo habían tres, alguien se cobró una comisión.

La tarde caía y hasta el momento no me había animado a pararme en el muro para ver que había del otro lado, con esfuerzo lograba sostenerme de los barrotes para mirar aunque sea un instante el pequeño jardín. El lugar se tornó cada vez más frio y ya pensaba en como haría para dormir. Por las esquinas o junto a la pared habían botellas vacías y algunas con agua.

En todo momento traté de mantener una distancia física del resto, por cuestión de seguridad. La noche llegó y todos empezaron a delimitar la porción de terreno donde dormir. La mayoría prefirió el frio suelo, un par de ellos tenían unas frazadas que las colocaron sobre el suelo para abrigarse, los que no, como en mi caso, no teníamos más alternativa que esperar a que nuestro cuerpo caliente el suelo y meter las manos en los bolsillos, afortunadamente antes de partir de Perú, mi mamá me compró una casaca de jean Lee forrada por el interior con una franela a cuadros. No fue suficiente pero era afortunado ante otros que fueron detenidos en polo maga corta o shorts.

Era difícil conciliar el sueño y además tenía la vejiga llena, miraba al techo y no se porque todo era oscuro, que les cuesta pitar de blanco, aunque sea el techo, asi podría imaginar algunas ovejas para contar.

Como a media noche unos fuertes golpes en los barrotes nos despertaron, la luz del pasillo estaba encendida y nos hicieron formar fuera de la celda en fila, nos preguntaron nuestros nombres y pensé que nos dejarían salir, nos gritaban e insultaban constantemente, para luego regresarnos a la celda.
Yo seguía con ganas de orinar y le pedí al oficial ir al baño, ¿ves esas botellas? - me preguntó - úsalas - me dijo. En ese momento me di media vuelta para la celda y consternado me acerque hasta la pared para tomar una de esas botellas que había visto durante el día y ahora sé que lo que hay dentro no es agua.

No tenía otra alternativa, era mearme en los pantalones o en el suelo. Pensaba en la forma menos denigrante de orinar pero por otro lado tenía lo asqueroso de usar una botella llena de gérmenes y orines amarillentos. Busqué una que aunque no esté limpia por lo menos este vacía. Me di cuenta que Coca Cola es la marca de gaseosas que más se bebe en el mundo y lo comprobé esa noche, en esa celda, en la ciudad de Bueno Aires cuando tuve que bajarme la bragueta y embocar a prudente distancia, cual pileta de plazuela algo más de un minuto de constante agüita amarilla contenida a lo largo del día. Gracias Coca Cola. Luego de esto fui a echarme al suelo.

Los golpes en los barrotes volvieron al cabo de dos horas, era de madrugada y nos hicieron salir al pasillo a decir nuestros nombres, ya no tenía esperanza de ir a casa a esa hora, asi que no me hice ilusiones, nos formaron otra vez en fila y esta vez nos hicieron bajar nuestros pantalones. ¿Para qué? no tengo ni la menor idea, no soy aventajado pero soy presentable. Supongo que por eso no tuve mayores complicaciones, y volvimos todos adentro a intentar reconciliar el sueño perdido.

La luz se asomó por lo alto de la celda y tenía un fuerte dolor de espalda y caderas, me senté en el muro a esperar a que abrigue un poco la mañana, tenía seca la garganta y mucha sed. Al poco rato un oficial se acercó para sacar a otro afortunado, yo preguntaba a diferencia del primer día que a qué hora me sacarían, que ellos me dijeron 15 minutos y ya tenía un día encerrado, que no soy delincuente, que ya es un abuso lo que están haciendo conmigo y que me quiero ir. Pero esto a ellos no les interesa, cierra la boca, me decían y se marchaban.

Otros que llegaron después se fueron mucho antes y yo seguía esperando a que alguién me venga a buscar, una y otra vez me colgaba por lo alto de los barrotes que daban al patio a gritar ¡guardía, guardia! ¡Jefe! ¡Oficial! y solo el silencio me respondía. Por momentos me entristecía y pensaba en lo horrible que es estar encerrado privado de la libertad y lo peor de todo estar encerrado por ser peruano. No faltaron los ¡peruanos de mierda! ¡para que vienen! ¡ilegales! y demás muestras de cariño que te hacen sentir como en casa.

Eran casi la una de la tarde y por enésima vez un oficial se acerca a la reja, ya no muestro entusiasmo y me siento vencido, Héctor Lozano afuera, dice. Me pongo de pie y salgo de la celda diciendo adiós a los que se quedan dentro. Paso a buscar mis pertenencias y a revisar si los 20 pesos que tenía aún estaba ahí, obvio que no, algún oficial hijo de puta con abuso de autoridad cobró su comisión. Me puse la correa, los pasadores a mis zapatos, la pulsera cartier, tomé mi pasaporte no sin antes asegurarme que ese encierro involuntario, no quedaría registrado como antecedente policial.

Parado en el umbral de la calle no se hacia dónde ir, solo sé que vivo en El Tigre y empiezo a andar y en cada esquina pregunto donde tomo el colectivo que me llevará a casa. Alguien me dice - toma la 60 y te bajas en panamericana y ruta 147 - nunca más olvide esa dirección. De pie en la parada de buses veo que se acerca la 60, me subo, me ubico al final del bus y mirando por la ventana que el sol brilla contengo las ganas de llorar.

Fasala

viernes, mayo 28, 2010

Un Cliente... Un universo



De las frases "El cliente siempre tiene la razón" y "Me reservo el derecho de admisión" puedo decir que las empecé a gozar desde que tengo la oportunidad de hacerme cargo de un “bisnes”.

Pese a que me molesta el bullicio, la muchedumbre y el alboroto cerca de mí, vengo piloteando un discreto negocio que, abre sus puertas a los más disímiles caracteres, altisonantes algunos, parcos otros y en este último año, empalagosos.

Me aturde la prepotencia innecesaria, me desespera la compra indecisa, me ofende la palabra estafa, odio los cinco pies al gato y me enfurece que me responsabilicen por su fracasos académicos. Y para que esto no se interprete como "soy una víctima" hago el Mea Culpa reconociendo que: No cuento con el cien por ciento de productos que los estudiantes necesitan y que en ocasiones su arribo en tropel ponen a prueba mis nervios y capacidad para atenderlos; pero no me quedo de brazos cruzados, intento revertir esta debilidad lo más pronto posible y si no lo logro explico mis razones, pese a que no me gusta ver la cara de desaliento de los chicos y sentir que les fallo.

De esta debilidad puedo decir que los clientes muestran su personalidad y postura ante un hecho incómodo, difícil e imprevisto.

Los Mediocres y Ridículos (asumen su genialidad al uso de materiales caros y ellos nunca se equivocan) emiten su veneno comparándome o defendiendo su opinión basados en la ignorancia y estupidez.

Los Compresivos y Alternos (buscan la solución más adecuada evitando atascarse) por lo general encuentran la salida más rápida y con óptimos resultados, denotan mucha creatividad cuando deben elegir, tomar decisiones y cumplir sus metas.

Los Hinchas Compulsivos y Estresados (organizan, dirigen, lloran y someten) usan al grupo, difícilmente aceptan opiniones, se ciegan cuando no consiguen los resultados como lo plantearon. Usualmente acaparan el trabajo. Confunden altas calificaciones con ser bueno en lo que hacen.

Los Responsables y Precavidos (prevén, programan, esperan y duermen) nunca están apurados, están con buen humor, normalmente trabajan de a dos y tienen el control sobre todas las etapas de su proyecto.

Los Alpinchistas (cien por ciento desorganización) se ríen como idiotas, ruegan por un grupo, se gastan la plata en tonterías, mienten, saben que están perdidos pero para ellos la vida continúa.

No será extraño que alguien algún día comente sobre mis alteraciones emocionales. "Fasala se raya" dicen los que ya me conocen. Entonces me transformo, levanto la voz, ofendo, reprendo, echo, reto y me importa un pito quien sea, porque para mí "El cliente no siempre tiene la razón".

No la tienen, ni la tendrán cuando me sorprendan diciendo cuando ya tienen su trabajo en mano que luego me van a cancelar. No la tienen, ni la tendrán cuando creen que me pueden decir cuánto valen mis servicios. No la tienen, ni la tendrán cuando asome por sus labios la frase "por tu culpa". No la tienen, ni la tendrán cuando me tilden de estafador, cuando lleguen a terminar sus trabajos en mi negocio, cuando se la peguen todo el fin de semana y sin hacer nada.

En consecuencia no solo "Me reservo el derecho de admisión" me reservo el respeto con que los puedo tratar y considerar. No me mueve el dinero y no me asusta el maleteo. Confío en lo que doy, sé quién soy, sé lo que puedo hacer y lo que me falta por hacer. Sobre todo tengo mis metas muy claras y con los pies en la tierra piso firme cada día.

Disfruto las chelas espontaneas, el cumpleaños celebrado, los saludos por la calle, los encuentros casuales. Me gusta la relación de amistad que tengo con todos, incluso con los que me miran de lejos. Celebro la pizarra y su libertad de expresión, las somnolientas amanecidas, el sonido me mi celular cuando estoy en la ducha. Y por sobre todas las cosas saber que soy útil en su vida.

Cuando pienso en temas relacionados a atención al cliente, al marketing, estoy seguro de no encajar en ninguna clasificación, supongo que mi desorganización como administrador de empresas sacaría canas verdes a cualquiera, no sigo un patrón, no tengo una formula, no sé nada de como se tienen que hacer las cosas. Únicamente recuerdo un programa en el que hacían referencia al desorden, al caos y que al cabo de una secuencia de caos y desorden, una tras otra, éstas muestran un orden en sí mismas. Increíblemente esto sucede. ¿Me pasa esto a mí?

Fasala

jueves, marzo 18, 2010

Los Años Maravillosos "día 30"


Revisando mis discos de la universidad, encontré varios textos que escribí cuando participaba en la redacción de día 30, años, en que dicho sea de paso, formar parte de este grupo de redactores no era fácil de lograr. Había una rigurosa selección encabezada por LEG, Luis Eduardo García, docente que a la fecha sigue siendo el referente más importante de la facultad de comunicaciones de la UPN.

Él, junto a un grupo de estudiantes que no llegué a conocer fundaron "día 30" hace casi 10 años, un mensuario cuyo contenido lindaba con el periodismo de investigación (no política), la crónica y el ensayo mezclados con periodismo literario o de "no ficción".

Yo empecé a colaborar con ellos a finales del año 2002, antes de que decidiera estudiar comunicaciones.
Fui invitado a participar de las reuniones por Iván Rosales, en ese entonces el coordinador; estas reuniones se realizaban una vez a la semana, con el fin de proponer los temas para la siguiente edición y las comisiones de trabajo.

Desde el principio sentí buena onda por parte del grupo ya formado, a quienes conocí en la imprenta Gráfica Real, lugar en el que trabajé como diseñador y en donde ellos se reunían para afinar detalles previos a la impresión. Recuerdo que dentro de este grupo de trabajo encontré a los estudiantes más destacados que sin lugar a dudas ha tenido la facultad de comunicaciones en estos tiempos y que a mi juicio, ese grupo no ha sido superado por las sucesivas promociones ni grupos de redacción.

Citaré puntualmente a los estudiantes, docentes y colaboradores que participaron en la época dorada de día 30, y que dentro de riñas, disputas de trabajo y opinión enriquecieron las ediciones que en ese entonces llegaban a las manos de los estudiantes y público trujillano.

Luis Eduardo García (director), Richard Licetti (editor), Iván Rosales (coordinador), Jorge Rheineck y José Balarezo (diseño y diagramación), Omar Miñano (foto portada). Redactores: David Hoyos, Alejandro Castillo, Hugo Vergara, Merci, Fasala, Iván Rosales, Susan Gonzáles, Guillermo Tanaka, Ruth, Panchito Alayo. Fotografía: Rita Correa, Lucero Morales, Omar Miñano.

Conforme pasaban las ediciones, el grupo de trabajo empezó a ser criticado por algunos estudiantes que también querian formar parte de esta selección y ansiaban publicar sus escritos, como es razonable. Otros empezaron a deslizar la opinión de los favoritos o favorecidos por LEG. Sucede que para ser parte de este grupo de redacción, pasabas un primer filtro sentado en las clases de Redacción 1 y 2, Taller de Periodismo y el anciado curso de Periodismo Literario.

No había porqué arañarce, "lo que no nace, no crece", se puede mejorar, es cierto, pero ¿sin talento?
Recuerdo la vez en que Carito Meléndez, se empeñó en ver su texto publicado y las veces que Luis Eduardo se lo rechazó, ella fue y regreso con menos paciencia y mal humor, al punto de enfrascarse en una discusión e insinuar de alguna manera que LEG tenía algo personal contra ella. Una suerte de discriminación.

Si la memoria no me falla, ella logró publicar en día 30 y creo que hasta tomó fotografías.

Con el paso del tiempo el mensuario cambio de formato, pasó de lucir como el típico tabloide clásico, solemne y aburrido a lucir una fresca diagramación trabajada principalmente a dos colores y poniendo énfasis en lo visual, se destacó la fotografía e ilustración. Esta nueva propuesta causó una polémica, el escenario fue Gráfica Real, quienes tenían un convenio firmado con UPN para la impresión del periódico.

El consejo editorial en pleno y los pesos pesados de la creatividad y el diseño, como dicen los huachafos: se apersonaron a la imprenta para sostener la idea del cambio que sufriría día 30. Fue Jorge Rodríguez (koky) para los amigos, el hueso más duro de roer y quién se opuso junto a Danny, su hermano, a que este cambio se realizara, pues sostenían que esa propuesta no era la de un periódico. En definitiva si nunca antes vieron algo así, no podía ser así.

A la larga y a regañadientes los Rodríguez cedieron al cambio no sin antes, Koky, protagonizar una pataleta producto de un mal entendido; él pensó que LEG tras un comentario había puesto en tela de juicio su inteligencia, su capacidad mental para entender las cosas. Muy ofuscado, arremetió verbalmente contra Luis Eduardo, quién entre llamados a la calma, sonrisas y cierto nerviosismo intentaba hacerle entender que su interpretación fue errada.

Al cabo de unos días caricaturizamos esta anécdota diciendo ¡Mamaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaá! una suerte de auxilio que Koky pedía a su madre cuando precisaba de algo.

A finales de 2003, cegados por la visita de Julio Villanueva Chang, ex editor general de Etiqueta Negra, una de las revistas más emblemáticas de crónica, perfiles, reportajes y entrevistas, día 30 volvió a cambiar, ahora ya era una revista.

Corrían las vacaciones de medio año de 2004 cuando nos enteramos que LEG ya no trabaja en la UPN, una renuncia / despido lo alejo por largo tiempo de todo lo que solía hacer. En consecuencia la facultad marchó siguiendo la brújula de Jack Sparrow. Día 30 se quedó sin su capitán y el que menos aprovechó el pánico para tocar nuevas puertas y sentarse como redactor para participar de las nuevas ediciones.

Sin ningún consenso, nuevas plumas se deslizaron por las páginas del periódico, muchos nombres firmaron artículos que, carecían de estilo propio y fácilmente podías reconocer quién reescribió todo, así apareció el término "Liceteado" para referirse al texto publicado por un "N N (no name) un desconocido" que transitaba con el pecho hinchado por los pasillos de la facu buscando su nombre en la publicación.

Era el momento de dar un paso al costado, en lo personal sentí y ví como el periódico se convirtió en un block de notas, el borrador de aprendices a escritores y periodistas. Una lucha de egos infantiles se apoderó de lo que en adelante sería día 30 y que, para fines de 2004 e inicios de 2005 llevaría a su cancelación.

Durante casi dos años la universidad se abocó a ensalzar una vez más la reputación que alguna vez tuvo día 30, para lograrlo convocó a algunos de los ahora ex alumnos de la facultad y que con cierto éxito habían logrado hacer su propia revista, que fue presentada en sociedad en la casa de la emancipación y que incluía una exclusiva fiesta privada en "Mecano".

Asumo que esta noticia llego a oídos de Daniel Rodríguez (rector UPN). Al poco tiempo los chicos, encabezados por Alejandro Castillo se hicieron cargo del nuevo proyecto que les ofreció la facultad de comunicaciones con el nombre de Lado B. Así suplieron el vacío dejado por día 30, pero en esta ocasión ningún alumno tuvo acceso a publicar en esta nueva revista.

Todo fue coordinado directamente con la facultad y reputados escritores nacionales, algunos docentes y columnistas en ejercicio de su profesión, pusieron en vitrina sus escritos. Una vez más las críticas señalaban que los alumnos no veían a Lado B como una revista de la facultad, era totalmente ajena a ellos.

A fines de 2006 se rumoreaba que Lado B estaba con los días contados, en efecto, LEG me dice que día 30 vuelve, y una vez más él participaría como editor. Han pasado los años y solo la he visto pasar. Nunca más me ha provocado darle un ojeada, leer un artículo o en su defecto buscarla y recomendarla a otros. Únicamente sé que sale cada 30 días. Salvo que sea Febrero.
Fasala

domingo, marzo 14, 2010

SubNick messenger


Las posibilidades que nos brinda la comunicación on - line por el messenger son infinitas, novedosas y muy económicas. Desconozco si exista en otras latitudes otra forma de comunicación directa similar y con tanto éxito como el messenger de Hotmail, creo que Yahoo, Skype (chat y conversación telefónica a través de la red) y últimamente Facebook, que también tienen este servicio pero en menor escala.

Bla bla bla y más bla a donde quiero llegar es a ¿El Por qué? diablos la gente utiliza este espacio el "Sub Nick" del messenger para hacer pública su vida privada, su estado de ánimo, sus lamentos, planes a futuro, iras, romances, insultos y las ya clásicas frases hechas como: " Preocúpate cuando todo esté bien, xq seguramente ya no estarás vivo" o "Todo lo que Dios hace es bueno! Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte" como diría Magaly juaaaaaaaaaaat.

Supongo que el entusiasmo y la vehemencia se apoderan de cada messenger parlante. Lo cierto es que desde que existe esta forma de comunicación a manera de titular de un periódico, las personas se esmeran en publicar desde mi punto de vista, simplonadas, hechos tan irrelevantes incluso para el entorno social de cada uno de los que escribe. Es recurrente leer "No estoy", "Almorzando", "En la ducha", "Durmiendo", "Cansado" solo falta que escriban "Tirando", "Eruptando" o "Haciendo pis". Por favor paren un poco.

Es verdad, el messenger es una forma de comunicación sensacional e irrestricta pero pensemos un momento antes de escribir y las posibles consecuencias de lo escrito, he aquí otro ejemplo ¡Váyanse a la mierda si piensan q los voy a seguir esperando!.

Y así sucesivamente día tras día leo y obviamente ustedes también leen estos enunciados que, en ocasiones me hacen reír y en otras me hacen suponer que todos tienen ganas de expresarse, aún así a nadie le interese lo que estás diciendo o en definitiva lo que te está sucediendo. Únicamente hace falta hacer un compendio, una clasificación del tipo de "Anunciador" que eres, por decirlo de alguna manera.

Un empresario, escribiendo sobre tu negocio? un romántico, escribiendo de amor? un religioso alabando a Dios? una despechada, sacando trapitos al sol? Él huevo frito de las frases hechas? quién, quién eres tú?

Fasala