domingo, julio 24, 2011

Lo que pienso de mi


Pesado, antipático, amargo, serio. Soy un dolor de cabeza, incluso para mi mismo.
No ha sido fácil saber que soy difícil.

Las personas que no me conocen, dicen que soy buena onda, y alguién a quién guardar rencor, mirarlo de lejos o agarrarlo con pinzas.

Los que si me conocen, los que han logrado pasar por el túnel de mi estúpidez y amor, podran decir, estoy seguro, que soy una persona transparente, confiable y que en ocaciones intento mantener la calma.

Solitario por vocación y amante de los deportes individuales, resulta incompatible que sea muy sociable y abierto a conocer a muchas personas, siempre y cuando esté seguro que no traspazarán mi barrera y mejor aún, si no intentan hacerme parte se su círculo social frecuente.

La mejor definición de mi persona me la dijeron hace unos años.
"Una mierda envuelta en papel de regalo" y es verdad. No creo en la amistad y no tengo amigos. A lo mucho considero a muy pocas personas.

Mi familia es nuclear, mis padres, mis hermanos, mi hija y los hijos de mis hermanos y hermanas. Nadie más, la familia política no existe para mi, como tampoco existe la mínima intención de ser cortes y educado con éstas personas que para mi son extraños.

No tolero la mediocridad y las cosas a medias, valoro el esfuerzo y la exigencia. Sonrío con facilidad y pongo el parche al insolente, al que me quiere tomar por tonto. No se maquillar mis opiniones y ofendo sin quererlo, y a veces al propósito. Soy un sinvergüenza y atrevido, tiemblo si estoy enamorado y me confundo con los vueltos.

Detesto a la mujer convenida y a la sapa que quiere todo en bandeja, a los religiosos que tocan a mi puerta y a los borrachos que se orinan en la calle. A los empleados bancarios y de entidades públicas, a los profesores con más de 5 años de experiencia sin vocación docente, detesto a los jefes y a sus secretarias con aires de poder.

Maltrato al mediocre y me enfrento al que me mira sobre el hombro, me burlo del snob y los pitucos misios, de los poseros y los rebeldes sin causa. Pongo en tela de juicio al talento inflado y no respeto a nadie que no se lo merezca. Sin embargo no soy un anarquista.

Comentarios a favor y en contra me tienen sin cuidado. Soy lo que soy.

Fasalá